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Erasmus en Oxford

Break in Spain

Las obligadas vacaciones de Semana Santa me han venido muy bien. Teníamos fiesta en la Universidad de Brookes, así que sin pensarmelo dos veces, sacamos el billete para venirnos estas dos semanitas a España. ¿Por qué? ¡Con lo a gusto que se estaba en Oxford ahora que ya empezaba a salir el sol y nos íbamos de picnic a South Park? Pues porque también viene genial cambiar de aires... En cierto modo era aconsejable que todos tomáramos un respiro. Yo creo que tenía incluso más ganas de venir ahora a casa que en Navidad. Ya sé que entonces eran unas fechas obligadas... pero realmente no me apetecía nada volver a casa... Estuve la última semana apenada porque tenía que volver... Pero ahora ha sido diferente, más bien contaba los días que me quedaban para volver e incluso he repetido en mi cabeza en varias ocasiones "qué ganas tengo de ir a casa". Simplemente era que necesitaba que distanciarme un poco de aquello y pensar calmadamente en lo que significa en general. Está siendo un año muy intenso, y aunque no te percatas de que los meses se suceden estrepitosamente, pronto se va a acabar. Creo que es necesario alejarse un poco y ver con cierta objetividad que es simplemente un año más en nuestra vida, y todo y todos los que hayan merecido la pena, seguirán presentes en ella. Por lo menos espero que persistan en la mía.
Sigo dándole vueltas a muchas cosas, pero lo que realmente tengo claro es que después de 2 semanas en España. Me apetece volver y lanzarme confiada a estos dos últimos meses juntos. No sé si las relaciones entre unos y otros irán a mejor o se distanciarán más todavía, pero sea como sea, tengo muchas ganas de aprovechar ese tiempo al máximo. Por mi parte, y si puedo evitarlo, espero que no se distancien. Pienso poner todo de mi parte para que los pequeños roces queden limados… y comprendidos entre todos.

En Pamplona todo me ha parecido seguir como siempre, pero he sentido la magnífica sensación de mirar la ciudad con ojos de niña recién llegada a un lugar que le cuesta reconocer. Es cierto que es mi ciudad, pero hay cosas de las que me he percatado al haber estado fuera. Es asombroso lo fácil que es entenderse y hacerse entender con la gente, el hecho de ir a un mostrador, pedir lo que sea e incluso bromear con la secretaria de cualquier tontería… Mi mente iba inconscientemente a pensar en la imposibilidad de hacer eso mismo en inglés, y se me saltaba la risa. Qué suerte tenemos y no nos damos cuenta. La simpleza de comunicarnos y entender todos el mismo idioma es una gran ventaja que en Oxford, en cierto modo, te priva de muchísimos detalles en el modo de expresarse, en el carácter, en las relaciones en general, y viendo la riqueza que tienes en tu propio idioma, es bastante frustrante quedarte con tan poco de lo que te da la lengua inglesa. Pero mientras hay vida (allí) hay esperanza así que, a ver si en este tiempo algo se nos queda. ;)

3 comentarios

Silvia -

Sí, sí, es Miguel! Me dijo que se había cambiado de casa, antes vivía en otra zona... La verdad es que es un tío majísimo, lleva casi un año allí y sería muy muy gracioso que os encontrárais! Te caerá, seguro. Ya me dirás si es que os conocéis! XX ;)

El Maquinista -

Silvia... tu amigo el estudiante de cine, se llama Miguel, ¿verdad? Mi nuevo compañero de piso (Rubén, mendaviés) se lo ha encontrado en una cafetería del barrio viejo de Bs. Aires. :) Me guardé la noticia creyendo que mi propio compañero sería tu amigo. No, pero, casualmente, lo conoce y lo ha encontrado hoy.
Musus, Pablo.

El maquinista -

Ya debes de estar de vuelta en Oxford, lemando las asperezas y volviendo a tu South Park. Que tengas un gran sprint final. Hablo con la gente que está fuera, y creo que volveremos todos por las mismas fechas. Un saludo porteño. Musu haundi bat.
Pablo.